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La crisis del papel en Argentina

El precio del papel ilustración: un dilema entre las papeleras y las editoriales

En el panorama editorial, uno de los desafíos más notables es la producción y costos del papel ilustración, un componente esencial para la publicación de libros a color. La realidad actual, especialmente en Argentina, ha generado un debate intenso entre las papeleras y las editoriales, donde el precio, la disponibilidad y el origen del mismo se convierten en el epicentro de la discusión.

Argentina, por su rica historia literaria y editorial, cuenta con dos gigantes de la industria papelera que abastecen al mercado editorial: Celulosa Argentina y Ledesma. Ambas empresas, cada una con su propio legado y trayectoria, desempeñan un rol clave en la producción y distribución de varios tipos de papel, incluido el que se utiliza en la industria editorial.

La demanda de papel ilustración ha experimentado un aumento significativo, impulsada en gran parte por el auge de la literatura infantil y juvenil, que requiere de este material para imprimir libros a color. Sin embargo, no se produce en Argentina, lo que obliga a las editoriales a importarlo. Esto ha llevado a un aumento en los costos y a un posible desabastecimiento, creando un punto de fricción entre las editoriales y las papeleras.

Las razones detrás de la falta de producción local de papel ilustración son diversas. Según Ignacio Duelo, gerente de comunicación institucional de Ledesma, la empresa dejó de producirlo en 2018 debido a la disminución del consumo mundial y la transición hacia el marketing digital y las publicaciones web. En su lugar, Ledesma invirtió en la producción de papel natural. Celulosa Argentina, por otro lado, solía fabricar papel ilustración en Uruguay, pero se vio obligada a cerrar la producción debido a costos insostenibles.

En consecuencia, el papel ilustración que se usa actualmente en Argentina se importa de diferentes países como Brasil, China y Finlandia, y el precio se establece con base en las distribuidoras, las cuales son la principal opción para las editoriales más pequeñas. Esta situación ha llevado a un debate intenso sobre el precio, su disponibilidad y las implicaciones para la industria editorial. Incluso se ha hablado de una «crisis del papel».

Además de esta problemática, hay otro desafío importante que enfrenta la industria: el desabastecimiento de papel en general. Ambos representantes de las papeleras apuntan a la pandemia como el factor desencadenante de esta situación, ya que ha generado una demanda inesperada y ha llevado a la sustitución de papel ilustración por papel de impresión común, generando una sobredemanda.

Frente a esta situación, los directivos de las papeleras defienden su posición. Jorge Martínez Falino de Celulosa Argentina insiste en que están abasteciendo la demanda y menciona que el papel solo representa el 5% del precio total de un libro, invitando a las editoriales a concentrarse en el 95% restante. Ignacio Duelo de Ledesma sostiene que están produciendo al máximo para satisfacer la demanda y afirma que el costo total del papel en el precio de un libro en librería representa solo alrededor del 7%.

Con respecto al futuro del papel en la industria editorial, tanto Martínez Falino como Duelo se muestran optimistas. Ambos directivos entienden que, a pesar de la creciente digitalización y de las cambiantes dinámicas del mercado, la demanda de papel para libros seguirá siendo robusta. Según ellos, la tangibilidad y el atractivo estético de los libros físicos no pueden ser replicados por los formatos digitales. También hacen hincapié en la necesidad de mejorar la eficiencia en otros aspectos de la producción de libros y en la importancia de explorar soluciones creativas y sostenibles para garantizar la supervivencia y el crecimiento de la industria editorial.

La incidencia del precio del papel en la industria editorial

Ambos directivos de las papeleras, Martínez Falino de Celulosa Argentina y Duelo de Ledesma, al referirse al porcentaje de incidencia del papel en el libro, hablan del precio. Sin embargo, es necesario entender el panorama completo. La Cámara Argentina del Libro proporcionó una visión más detallada al respecto: el costo industrial del libro está distribuido de la siguiente manera: 54% para el papel, 20% para la impresión, 15% para la encuadernación, 6% para el diseño, y 5% para la edición. Cuando se habla del precio, es decir, el monto al que se vende el libro, los porcentajes cambian: 50% corresponde al canal de venta (librerías y distribuidoras), 19% al costo industrial (papel, impresión, encuadernación), 13% a la gestión editorial (promoción, administración, almacenaje, comercialización, logística, costo financiero), 10% al autor y 8% a la editorial.

Frente a esta distribución de costos, Martínez Falino responde diciendo: “La incidencia del precio del papel en la tapa del libro es un 5%, entonces hay un 95% sobre el que tienen que trabajar. No sobre el 5, pegarle siempre al 5. Hay un 95% que no es papel, y le están asimilando todo al papel.”

El futuro del libro físico

El futuro del libro físico es un tema que también preocupa a la industria. Durante la pandemia, hubo un crecimiento significativo del comercio electrónico y el papel de envoltorio de paquetes se convirtió en una salida para las papeleras. Sin embargo, con el paso del tiempo y la adaptación a la “nueva normalidad”, el consumo de papel parece haberse estabilizado de nuevo.

Martínez Falino cree que el futuro del libro en papel es prometedor, argumentando que, a pesar del pico de lectura digital, la gente está volviendo al libro físico. En el resto del mundo, también ha habido una recuperación en la demanda de papel tras la disminución durante la pandemia. Duelo concuerda con esta visión y agrega: “Siempre va a haber un mercado para el libro. Es cierto que la digitalización hizo bajar la demanda estructural del papel, pero basta con ir a la Feria del Libro. Ahí ves que realmente hay un mercado para el libro”.

En resumen, la situación del papel en la industria editorial es un tema de alta complejidad. Tanto las papeleras como las editoriales tienen sus propias perspectivas y argumentos. Lo cierto es que se necesitan estrategias integradas y colaborativas para asegurar la salud del sector editorial en un mundo cada vez más digital y en un contexto económico cambiante.

En Paso Ligero, nos comprometemos a seguir de cerca estas tendencias y ayudar a los escritores y editoriales a navegar a través de estas complejidades, asegurando que la literatura siga siendo una parte vital de nuestra cultura, ya sea en papel o en formato digital. Te invitamos a seguirnos para obtener más información sobre el apasionante mundo de la edición.

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