Hoy queremos hablar sobre un tema candente en la industria editorial: los “lectores de sensibilidad” y su papel en la modificación de obras literarias del pasado. A raíz de los cambios en las obras de Roald Dahl e Ian Fleming, el rol de los lectores de sensibilidad ha sido objeto de intensos debates. ¿Son estos cambios censura o simplemente una adecuación a nuestra época?
Los lectores de sensibilidad son profesionales que las editoriales contratan para leer manuscritos y sugerir cambios que eviten susceptibilidades en temas como raza, género o salud mental, entre otros. Aunque algunos autores y lectores los rechazan, otros los defienden, y su trabajo ha sido especialmente discutido luego de que se diera a conocer que Ladybird Books encontró problemáticos varios cuentos de hadas.
Helen Gould, una lectora de sensibilidad, explica que su labor no es editar directamente el texto. Más bien, lee y señala las secciones en las que podrían realizarse modificaciones. Luego, los autores y editores tienen la opción de aceptar sus sugerencias o ignorarlas.
Este rol ha generado controversia debido a los cambios realizados en las historias de Roald Dahl, que se llevaron a cabo tras una consulta con Inclusive Minds, una organización que trabaja con editores para apoyar una representación auténtica. Algunos consideran estos cambios como censura, mientras que otros los ven como una adecuación necesaria a nuestra época.
Gould menciona que los editores la contratan por razones de diversidad e inclusión, pero también por un aspecto de relaciones públicas. A fin de cuentas, nadie quiere publicar un libro que provoque una reacción negativa en redes sociales por su contenido ofensivo.
Aunque últimamente se ha hablado mucho sobre los lectores de sensibilidad, el agente literario Jonny Gellar no ha notado un aumento en su uso. De hecho, argumenta que siempre han existido, ya que los editores de libros a menudo se preocupan por la recepción del texto.
Charlie Higson, autor de las primeras cinco novelas de Young Bond, coincide en que la formalización de la lectura sensible no es algo nuevo. Sin embargo, opina que el principal problema con los cambios en las obras de Dahl es que no conservan su voz auténtica. Sugiere que, en caso de cambios sustanciales en la obra de un autor fallecido, lo ideal sería que un escritor experimentado y respetado en el área participe en el proceso.
Y tú, ¿qué opinas sobre el rol de los lectores de sensibilidad en la industria editorial? ¿Crees que sus sugerencias son necesarias o consideras que se trata de censura? ¡Comparte tus opiniones con nosotros en los comentarios!